¿Es esto el nivel cero del arte urbano?
Quizás.
Creo recordar que se encuentra en Calle Elvira, esa inacabable sala de nuestra Galería.
Un enlucido blanquísimo con la esquina rota (primero se rompió y luego lo repintaron), desde donde asoma el ladrillo escondido.
Un lugar conflictivo, finamente escogido, que dota a la obra de un trasfondo pseudo-trágico que la transforma en una frase de esperanza. Una frase de rotulador.
Simple
mente.
No sabemos si el corazón de abajo es del mismo autor, pero creemos que no.
En ese caso, estaríamos ante otro ejemplo de arte colaborativo, libre e inesperado.
Pura contemporaneidad.
Por no hablar del contenido. A veces nos dejamos llevar por el análisis formal y nos olvidamos del mensaje. Qué quiere transmitir el autor. Desde aquí queremos insistir en la pertinencia de estos mensajes tan frecuentemente menospreciados. No detectamos ningún exceso. Antes bien, su simplicidad y discreción hacen pensar en una declaración abierta y sincera, si no de puro amor, casi casi.
Esto,
simple
mente
nos gusta.