(localización olvidada)
En las ciudades suelen aparecer este tipo de muestras con cierta frecuencia. No obstante, ésta nos atrae especialmente... Aquí estuvo alguien con el lastra / 2 veces
Cabe señalar que estas marcas funcionan como un reverso irónico del GPS: mientras éste, mediatizado a través de un fino entramado tecnológico, puede indicarnos dónde se encuentra alguien en determinado instante, aquéllas, rotulador mediante, nos dicen que aquí estuvo alguien en algún momento...
Frente a la fría desfachatez chivata del GPS, estas frases nos llenan de intriga y nos revelan una ciudad que aun admite misterios sin posible resolución, empezando por el misterio de lo real del ciudadano anónimo, ilocalizable pero ubicuo.
Por si fuera poco, nos recuerdan que en la ciudad hay gente, personas que se mueven por ella, están en sitios y luego se van. No nos parece ninguna perogrullada semejante recordatorio, cuando asistimos cada día a una continua espectacularización del escenario urbano, donde nada puede ser si antes no lo parece.
Pues bien, aquí tenemos una simple afirmación, cuya franqueza nos parece fuera de toda duda (¿a alguien le cabe en la cabeza que realmente ahí no hubiera habido nadie con el lastra, dos veces?). No nos vende nada, pero nos informa de ciertas cosas muy valiosas. No finge, ni siquiera lo disfraza bajo una estética aceptable: no lo necesita.
Agradecemos a la pintada de abajo que haya confeccionado un asiento tan adecuado a nuestro amigo de hoy. Y nos despedimos, hasta pronto.