En El mensaje hablamos de otorgar memoria a las paredes.
Pero sobre todo de hacerlas hablar, de que reflejen la disparidad de opiniones de los individuos que caminan por ellas. De hacerlas discutir, decir lo que nosotros queremos que digan: tachar lo anterior, borrar lo que no nos gusta, poner algo encima, corregir, ensuciar, hacer ilegible, estropear, burlarnos pintando bigotes al alcalde o al papa. Tachando esvásticas. Tachando hoces y martillos. Tachando Emes de Mcdonald's. Y poniendo unas encima de otras hasta que ya no hay manera.
Pues bien, incorporando lo aprendido en 1 y 2 (la fundamental aparición del ser único e irrepetible bajo el disfraz del paseante anónimo), hemos colocado los siguientes carteles.
a/// el dilema infinito por antonomasia: Te Quiero / No Te Quiero
b/// el dilema simplificado y ampliado: Sí / No a lo mejor
c/// la única encuesta urbana posible: Si / No ...me haces... Reir / Llorar ... De alegría / De pena
d/// la mancha, el error, el tachón elevado a la categoría de Arte Urbano
...como siempre, en la calle Velázquez de Alicante.